sábado, 19 de enero de 2013

COMO AYUNAR EFECTIVAMENTE-APOSTOL GUILLERMO MALDONADO


Cómo Ayunar Efectivamente
Apóstol Guillermo Maldonado


El ayuno es la abstención voluntaria de alimentos con propósitos netamente espirituales; con el fin de buscar la presencia de Dios y la comunión con Él.

 ¿Qué no es el ayuno?

El ayuno no es dejar de comer para perder peso. Abstenerse de comer porque el médico le dijo que no comiera, no es ayuno; tiene que haber un propósito espiritual para que se llame ayuno. Tampoco es ayuno el dejar de comer para hacer nuestra voluntad ni para satisfacer nuestros propios gustos. Si dejamos de comer, pero no dedicamos tiempo a la oración, tampoco hacemos mucho ante los ojos de Dios.

“¿Por qué dicen, ayunamos, y no hiciste caso; humillamos nuestras almas, y no te diste por entendido? He aquí que en el día de vuestro ayuno buscáis vuestro propio gusto, y oprimís a todos vuestros trabajadores”. Isaías 58.3

¿Qué dice la Biblia acerca del ayuno?

La palabra de Dios presenta el ayuno como algo bueno, beneficioso y decisivo para alcanzar niveles espirituales superiores, donde los demonios no tendrán más remedio que someterse y salir huyendo. El libro de los Hechos registra que los apóstoles siempre ayunaban y oraban antes de tomar decisiones importantes.

“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído”. Hechos 14:23 

Ayuno y Oración deben ir unidos

El ayuno siempre va ligado a la oración; esto lo podemos ver en los versículos anteriores, pero también en Lucas.

“y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones”. Lucas 2:37

Muchos cristianos creen que el objetivo del ayuno es sólo dejar de ingerir alimentos. Realmente, el propósito del ayuno debe ser apartar nuestros ojos de las cosas terrenales para concentrarnos en las cosas de Dios. Mediante el ayuno le expresamos a Dios lo serio que tomamos nuestra relación y nuestro compromiso con Él.

Al apartar nuestros ojos de las cosas de este mundo, podremos enfocarnos más en Cristo. El ayuno no es una forma de lograr que Dios haga lo que queremos. El ayuno nos cambia a nosotros, no a Dios. No es una manera de aparecer más espirituales que los demás; es para vivir en espíritu de humildad y en actitud gozosa cada día.

¿Quiénes deben ayunar?

Todos podemos y debemos ayunar.

“Tocad trompeta en Sion, proclamad ayuno, convocad asamblea. Reunid al pueblo, santificad la reunión, juntad a los ancianos, congregad a los niños y a los que maman, salga de su cámara el novio, y de su tálamo la novia. Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues al oprobio tu heredad, para que las naciones se enseñoreen de ella. ¿Por qué han de decir entre los pueblos: Dónde está su Dios?”. Joel 2:15-17 

¿Cuándo deberíamos ayunar?

Debemos ayunar en todo tiempo. El ayuno debe ser un estilo de vida. Hay gente que espera una guía de Dios, o sentir algo especial. Y sí, algunas veces el Espíritu Santo nos guía a hacerlo; pero nosotros también debemos tomar la iniciativa de ayunar.

¿Cuáles son los diferentes tipos de ayuno?
  • Ayuno parcial: Este tipo de ayuno puede ser parcial en tiempo o en comida. Es decir, se puede ayunar haciendo sólo una comida al día; o también, comer las tres comidas, pero dejando de comer o sacrificando aquellas que más nos gustan; por ejemplo: dulces, carbohidratos, carnes, café... y comer todo lo demás en pequeñas porciones. Este ayuno fue el que hizo Daniel. De este tipo de ayuno hablaremos en detalle en el capítulo siguiente.
  • Ayuno total: Es la abstinencia completa de alimentos durante un tiempo determinado –es preferible que dure más de veinticuatro horas–. Este ayuno también puede hacerse de dos formas:
    • No probando alimento sólido alguno, bebiendo sólo agua; o
Sin alimentos y sin líquidos, lo cual no es muy recomendable, porque la abstinencia prolongada de agua puede generar una descompensación seria en el organismo. Este tipo de ayuno sólo se recomienda hacer si el Espíritu Santo le guía y bajo supervisión médica.

¿Qué hacer y qué no hacer durante el ayuno?
  • No se debe ayunar para ser visto por los hombres.
“Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”. Mateo 6:16
  • Durante el tiempo de ayuno se debe orar, estudiar la Palabra y estar a solas con el Señor.
“Y volví mi rostro a Dios el Señor, buscándole en oración y ruego, en ayuno, cilicio y ceniza”. Daniel 9:3
  • Debemos partir el pan con el hambriento y ayudar al necesitado.
“¿No es más bien el ayuno... que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras, y no te escondas de tu hermano?”. Isaías 58:6-7
  • Debemos despojarnos de todo aquello que impida que le dediquemos tiempo a Dios; por ejemplo, teléfono, fiestas, televisión, computadora, juegos...
  • Es bueno disponer el cuerpo antes y después del ayuno. Si ésta es la primera vez que ayuna o tiene tiempo sin hacerlo, es mejor que comience por reducir la ración de alimentos que toma, antes de empezar el ayuno.
  • Después del ayuno, no ingiera comidas fuertes porque pueden resultar pesadas para el estómago. Es preferible volver a comer poco a poco; de preferencia, frutas u otros alimentos que el cuerpo pueda digerir fácilmente.
  • Es recomendable que antes de empezar el ayuno consulte a su médico. Sin embargo, no es bueno detener el ayuno debido a los malestares físicos que produce la eliminación de toxinas y grasas acumuladas en el cuerpo.
No temamos morir por no comer. Los científicos han determinado que el cuerpo humano promedio tiene reservas suficientes para sobrevivir cuarenta días sólo con agua.

¿Cómo someto mi cuerpo al ayuno?

La mejor manera de hacerlo es, presentándolo como sacrificio vivo mediante la oración.

“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Romanos 12:1

¿Qué es el cuerpo?

El hombre es un espíritu que tiene un alma y vive dentro de un cuerpo físico. En otras palabras, el cuerpo es la cubierta externa de carne y hueso que encierra nuestro espíritu y alma.

  • El cuerpo es amante de complacer los deseos de la carne, el viejo hombre y las pasiones.
  • Al cuerpo no le gusta ayunar; siempre desea comer, beber, tener sexo, dormir y es adicto a las pasiones y los malos hábitos.
Presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo es rendirlo, consagrarlo y dedicarlo a Dios. Más que una práctica religiosa, el ayuno debe ser una ofrenda a nuestro Padre celestial.

¿Qué hacer cuando el cuerpo no quiere rendirse?

El apóstol Pablo aprendió a someter su cuerpo; a presentarlo en sacrificio vivo y agradable delante de Dios.

“sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”. 1 Corintios 9:27

El hombre de Dios que escribió más libros de la Biblia nos llama a:

  • Ejercer el dominio propio dado por Dios.
“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio”. 2 Timoteo 1:7
  • Permanecer livianos, para poder terminar la carrera de resistencia que exige la vida cristiana.
“Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Hebreos 12:1
  • Presentar el cuerpo como “sacrifico vivo” y como “culto racional”.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”. Romanos 12:1

Presentar el cuerpo en “sacrificio vivo” significa adorar con la mente, el corazón y el cuerpo. La adoración no puede ser verdadera si no se ofrece en espíritu, alma y cuerpo.

“Es vuestro culto racional”. Otra traducción dice, “es vuestro servicio razonable”. O sea que lo que Dios pide es razonable; no es algo que no podamos cumplir. Dios está llamando a su pueblo a volver al punto de partida: ayunar y orar para buscar Su rostro.

¡Tome una decisión hoy! Vuelva al punto de partida. Comience a ayunar y a orar, de manera que su mente y su corazón estén, cada vez, más cerca de Dios.

Repita lo siguiente:

  • “A partir de hoy, decido ayunar por el motivo correcto: buscar el rostro de Dios”.
  • “Decido ayunar continuamente como estilo de vida”.
  • “Tomo la decisión de presentar mi cuerpo delante de Dios como sacrificio vivo, por medio del ayuno y la oración”.

“Le pido al Espíritu Santo que me dé gracia y favor para ayunar”.